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Marcha nórdica en la Vía Verde do Salnés

Antes de realizar la descripción de la ruta es importante definir lo que es el concepto de “VÍA VERDE”.
“VÍA VERDE” es una marca de calidad registrada y patentada por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles desde 1995 en la Oficina Española de Patentes y Marcas y cuyo uso está restringido a los itinerarios que discurren sobre antiguas infraestructuras ferroviarias.
La Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Entidad del Sector Público Estatal creada en 1985, coordina el Programa Vías Verdes desde 1993.
Este programa fue impulsado por el anterior Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente en un intento de poner en activo el valiosísimo patrimonio ferroviario español que está actualmente en desuso.
A día de hoy, ADIF juega un papel muy importante dentro de este programa, ya que es el encargado de poner a disposición los terrenos y otros activos ferroviarios como estaciones y otras edificaciones. Las Comunidades Autónomas, Diputaciones provinciales y forales y Ayuntamientos son otro tipo de entidades públicas que también participan muy activamente en este proyecto.
La Vía Verde del Salnés (puesta en marcha en 2020), es la primera Vía Verde que discurre íntegramente por Galicia y pertenece a la Red de la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Se trata de la reconversión de las vías viejas del tren de 1899 que comunicaban Vilagarcía de Arousa con Pontevedra.
En el año 2008, y con la construcción de una variante del Eje Atlántico de Alta Velocidad, la vía quedó inutilizada. Unos cuantos años más tarde, los ayuntamientos de Vilagarcía de Arousa, Caldas de Reis y Portas, en una genial idea de poner en valor este recorrido, se unieron para crear esta senda.
Esta senda tiene una longitud aproximada de 9,4 Km. Los primeros 8 Km discurren por el antiguo trazado ferroviario mientras que los 1,4 Km restantes, transcurren por un camino asfaltado que conduce hasta el final de la ruta.
Esta vía destaca por su estupenda accesibilidad y por las suaves pendientes y amplias curvas con las que cuenta a lo largo de todo el recorrido. Al ser una ruta prácticamente llana, no es preciso realizar un esfuerzo físico importante para recorrerla.
Está diseñada de tal manera que se convierte en una ruta apta y asequible para cualquier tipo de usuario: para uso peatonal, cicloturista, para personas con movilidad reducida y en nuestro caso ideal para la práctica de la marcha nórdica.
Conviene destacar también que el clima de la Ría de Arousa y, por lo tanto, de la Comarca del Salnés, favorece, en gran medida, que la ruta pueda ser realizada en cualquier época del año.
Esta primera Vía Verde de Galicia se convierte en uno de los recursos turísticos de la Comarca del Salnés, que destaca por su cultura, historia, naturaleza y patrimonio. En su recorrido destacan el Pazo de Santa María de Rubianes, el Antiguo Apeadero de Anden, el Puente del Río Umia o la Fábrica Azucarera de Portas, entre otros.


En cuanto a la flora, se pueden distinguir numerosos árboles típicos de la zona: en las orillas del Río Umia se encuentran árboles tales como alisos, sauces, fresnos, laureles, etc. También se pueden encontrar robles, castaños, pinos, eucaliptos, etc., y tierras de cultivo (maíz y viñedo) en diferentes tramos de la ruta.
En cuanto a la fauna que habita en esta determinada ruta, destacan numerosas especies propias de la zona: se pueden encontrar algunos tipos de aves como patos y garzas. Por otro lado, en el Río Umia se pueden divisar algunos animales acuáticos como truchas, ranas y nutrias.
La vía nace en la aldea de Abelle (Km 0), en las afueras de Vilagarcía de Arousa.
En definitiva, la ruta comienza en el área de descanso de Barbeitos. En esta área existe un panel informativo en el cual se explica un poco la historia del recorrido del ferrocarril. Ésta es una zona provista de lo necesario para facilitar el descanso de los usuarios.
A medida que se va haciendo la ruta, después de unos cuantos kilómetros de recorrido, se va atravesando el rural de esta zona de Galicia. Incluso se pueden ver edificios significativos, como pueden ser los hórreos, que fueron construcciones destinadas al almacenamiento y conservación de alimentos.
Transcurridos unos cuantos metros por esta agradable y ancha senda y una vez alcanzada la cota de la vía del tren, el terreno más elevado permite ver en perspectiva Vilagarcía de Arousa y su ría.
Unos cuantos metros más adelante, se encuentra el denominado Pazo de Santa María de Rubianes, una casa señorial gallega de estilo francés que data del siglo XV. Justo a la misma altura de éste, se encuentra un mirador desde el cual es posible contemplar el Pazo, así como sus inmediaciones más próximas.
Tras contemplar y/o visitar el Pazo, la ruta avanza por una nueva avenida arbolada que llevará al Antiguo Apeadero de Rubianes (Km 1,75), una construcción que hace 10 años estaba todavía activa pero que actualmente está en un estado de abandono total, prácticamente oculta por la vegetación.
Después de la típica estampa de las aldeas de Galicia y de pasar las ruinas del modestísimo Apeadero de Rubianes, prácticamente bajo el puente de la circunvalación norte de Vilagarcía de Arousa, el itinerario se adentra en tierras de Caldas de Reis. En este punto, vuelve a haber otra área de descanso (Santa Catalina) con sus oportunos paneles informativos. Ésta es una zona habilitada para descansar, realizar un picnic, puesto que tiene mesas, bancos, así como un aparcamiento para bicicletas.
La ruta prosigue y en aproximadamente 2 Km se encuentra un riachuelo que no será el único en el trayecto que conduce hasta Portas.
A mitad de la Vía Verde, en el lugar de Godos, si se echa la vista a la izquierda se encuentran las torres eólicas que coronan el monte Xiabre y a la derecha, la espadaña de una vieja iglesia. Poco después, se alcanza el Mirador de O Coutiño (Km 5,5), desde el cual se puede ver una vista panorámica del mencionado río junto con algunas de las diferentes especies arbóreas más singulares de la zona.
En diferentes tramos de la senda, los usuarios podrán encontrar símbolos del antiguo trazado (p.ej.: trozos de vía, semáforos, etc.), que se entremezclan con señales nuevas indicando los kilómetros recorridos o avisando de los cruces.
Al poco, en el Km 6, hay una curiosa formación pétrea que está debidamente señalizada. A esta gran roca se la conoce como “Piedra Rascaculos”. Según cuenta la historia, antiguamente los/las niños/as utilizaban esta roca como si de un tobogán se tratase.
El camino avanza y nos lleva hasta el Puente del Río Umia. Justo antes de llegar a este puente, hay un desvío a la izquierda que, en apenas 50 m, se puede acceder a las orillas del propio río.
Si se retoma la marcha, y se continúa avanzando en línea recta, se llegará a la última área de descanso de la ruta (Souto) localizada en las proximidades del monte Agoseite (Km 8). A partir de aquí, si se continúa por un camino asfaltado se llega a un parque infantil desde el cual se pueden divisar los restos de la azucarera, una antigua fábrica de grandes dimensiones creada en 1899 y culminada por una chimenea de 65 m de altura.
Tras contemplar las vistas de la antigua fábrica, se deben coger varios desvíos y rodear la instalación de la azucarera hasta llegar a la carretera principal (Calle Estación). A continuación, si se sigue en línea recta, se llegará al final de la ruta: la Antigua Estación de Portas (Km 9,4).Nosotros solo llegaremos al km 6 aproximadamente y ahí daremos.
Un poco mas de historia de esta vía…Esta joven vía verde se integra en el tramo ferroviario que unía Vilagarcía con Pontevedra. Es una prolongación del que fue el primer ferrocarril gallego, inaugurado en 1873 y que unió Santiago de Compostela y Carril (hoy integrado en Vilagarcía), su “puerto natural” desde la época medieval. Nacido con el muy literario nombre de Ferrocarril Compostelano de la Infanta Doña Isabel, en apenas una década ya había mudado a otro más cosmopolita: The West Galicia Railway Company, “Te-ves”, como la llamarían después los paisanos, poco dispuestos a hacer concesiones a la lengua del imperio. En la empresa hubo un personaje clave: John Trulock, su gerente desde 1880. Establecido en Padrón y con oficinas en Vilagarcía, años más tarde se convertiría en abuelo del premio Nobel Camilo J. Cela. De Trulock nació la propuesta de unir Carril con Pontevedra por ferrocarril para, desde esta, llegar al resto de España. En 1895 comenzaron las obras: 32 kilómetros en cuatro años. Y como hitos de la vía verde, sus puentes. Para salvar el río Umia fue necesario construir dos puentes, uno al llegar a Pontevedra y otro el que hoy forma parte de la Vía Verde: tiene 64 metros de largo y una luz de 34, en el lugar de Paraíso. Fue diseñado, off course, por otra compañía inglesa: Joseph Westwood & Co. y así se encarga de recordárnoslo una placa en el mismo puente. Y tras más de un siglo de ininterrumpido servicio, la construcción de una de las variantes del Eje Atlántico de Alta Velocidad dejó en el dique en el verano de 2008 este tramo, que ahora se puede de nuevo recorrer más despacio que los raudos trenes que corren por la línea de alta velocidad.

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