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Escapada en Laias

Este fin de semana hemos disfrutado de dos rutas impresionantes y un tercer tiempo en el balneario de Laias Caldaria, un balcón sobre el Miño, que hizo que el disfrute del tercer tiempo destacara muy por encima de todos los anteriores.

La primera ruta es la del Río Avia

Se trata de una interesante y fácil ruta que discurre desde la aldea de Pazos de Arenteiro hasta el área fluvial de La Veronza en Ribadavia, pasando también por la villa de Leiro y atravesando diversas zonas de viñedos de la comarca do Ribeiro.

Partimos de Pazos de Arenteiro, hermosa población declarada Conjunto Histórico-Artístico, con casas restauradas y blasonadas y la iglesia románica de San Salvador, resto del antiguo monasterio de la Orden de Malta.

Iniciamos la ruta en el aparcamiento a la entrada de la villa, para ascender entre viñedos hasta localizar un camino que comienza a ascender por el bosque.

Continuamos por el camino a media ladera hasta llegar a los restos de la aldea abandonada de Viñoá, con gran encanto, totalmente inmersa en el bosque, que cuenta con un buen número de edificaciones.

Continuamos a media ladera hasta llegar a Lebosende, inmersa en un bello paisaje plagado de viñedos, donde podremos visitar la iglesia románica de San Miguel.

Descendemos por la antigua calzada hasta llegar a la población de Leiro, pegada al río Avia. Aquí nos dirigiremos al área recreativa do Salgueiral para cruzar el río por el antiguo puente das Poldras.

Continuamos hasta llegar a A Veiga donde podremos visitar el puente medieval de San Clodio, impresionante, del siglo XV, donde tuvieron lugar enfrentamientos con los franceses en la Guerra de la Independencia.

Seguimos por un tramo no tan atractivo como lo anterior, en paralelo a la carretera, que discurre pegado al río Avia haste el punto de partida.

La segunda fue una Ruta circular en Laias con vistas al Miño

Comenzamos la ruta desde el balneario con el Miño a nuestro lado y poco a poco fuimos a ascendiendo hasta llegar a lugares donde, si la niebla te deja, podrás deleitarte de unas vistas impresionantes.

Descendemos paulatinamente para adentrarnos en tierras en donde priman las cepas del ribeiro alcanzando de nuevo las orillas de nuestro gran compañero de fin de semana, el Miño.

Un practico pantalán nos permite acercarnos a sus aguas e incluso poder tocarlas. Nada más dejar el pantalán nos adentramos en un sendero decorado por frondosos árboles que hacen que caminar por él sea un verdadero lujo para nuestros sentidos.

Y por fin, al mismo tiempo que pena, el camino se termina donde lo empezamos, en el balneario.

Sin duda volveremos.

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